martes, 26 de abril de 2011

"El Discurso del Rey": cuando no hay protocolo que valga

No es sencillo lograr que una pelicula basada en la biografia total o parcial de alguien resulte interesante; a veces el personaje retratado no tiene una historia con el suficiente atractivo para atrapar a un público masivo o directamente el personaje en cuestión no es lo suficientemente popular como para lograr una audiencia aceptable y dispuesta a verla.
Tampoco es fácil retratar a un personaje famoso de la historia, sin caer en una obvia subjetividad del realizador respecto a las simpatias o antipatias que dicho personaje le genera y lo empuja a realizar la pelicula en cuestión.
Sin embargo aqui Tom Hooper llevó esta historia a un terreno tan específico y tan cercano a la neutralidad, que vio totalmente superados los escollos de ser cuestionado por la critica acerca de sus subjetividades respecto del personaje.
Esta director combina aqui de manera muy equilibrada, las dosis exactas de drama, comedia y relato histórico que requiere la trama para lograr el objetivo de entretener aún al menos interesado en una historia de corte biográfico.
El secreto de transformar una pelicula que pudo ser muy aburrida, en un film altamente gratificante, radica - creo yo - en la eleccion de dos brillantes protagonistas que hacen maravillas con esta historia sencilla y carente de grandes pretensiones, y lograr que a cierta altura de la historia, deje de importar si el personaje principal es un rey y el otro es un plebeyo o el contexto historico en que se encuentran los mismos (cuestiones que pasan a un plano meramente anecdótico), ya que la trama es simplemente sobre dos seres muy diferentes unidos por el espiritu de la superación, de la amistad, y de la voluntad.
Sin dudas los grandes momentos de esta pelicula se circunscriben a las escenas que comparten estos dos maestros de la actuacion, Colin Firth y Geoffrey Rush, que logran en esos "duetos" unas piezas interpretativas  dignas de admiracion, sobre todo para quienes amamos las artes interpretativas. Firth logra de forma envidiable, no caer en  lo caricaturesco del rol de ese tartamudo aparentemente irremediable y Rush mantiene una admirable mesura en su rol de profesor extravagante y carente de preceptos sociales, obteniendo ambos un resultado que solo los virtuosos pueden conseguir. Escoltados por las correctas participaciones de Helena Bonham y Guy Pierce, he aqui uno de esos films que vale la pena ver mas de una vez, no tanto por la historia en si misma, sino para disfrutar una y otra vez de la maravillosa y genial ductilidad de sus protagonistas. A no perdersela! 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La vi hace poco en la compu, creo que si la hubiese visto en el cine me hubiese gustado más aún. Me pareció muy bien lograda, y comparto totalmente lo que dices de las actuaciones, están muy bien.
Abrazo, Matilde

Unknown dijo...

Yo tampoco la vi en el cine, y coincido que debe ser mucho mas disfrutable en una pantalla de cine (bah, como cualquier pelicula, la magia de la sala de cine ni el plasma mas gigante la sustituye). En un momento donde el crisis esta - a mi juicio - en franca crisis y donde ver una pelicula decente es todo un milagro, cruzarse con una produccion de este tipo es todo un logro.

Unknown dijo...

quise decir "donde el cine esta en franca crisis..."